REFLEXIÓN
El 11 de mayo del presente año acudí al Palacio de
Gobierno del Estado de Guanajuato para
realizarle una entrevista al Lic. Guillermo Gama Hernández quien funge asesor
político en la Secretaria de Gobernación.
Guillermo Gama con gran amabilidad me mostró el camino a
un cuarto forrado de libros concernientes al ámbito público: sociología, gobierno
municipal, derecho, política, etc. Procedimos a tomar asiento y expliqué un
poco la dinámica de la entrevista entre risas nerviosas.
Llamó la atención casi de manera inmediata la apariencia
del licenciado a entrevistar ya que no tenía para nada un aspecto maduro por no
decir viejo a lo que posteriormente pregunté en la entrevista sobre su edad.
Considero que la edad de 35 años es bastante joven para fungir como asesor
político, lo que me dio “algo” de esperanza, especialmente considerando su
trayectoria.
Tiene trabajando
para el Gobierno del Estado 11 años, pero antes de trabajar en esa secretaria
empezó su carrera en el municipio de León por cinco años incluso desempeñando
ahí su servicio social universitario.
“Un polo opuesto” es como plasmó el señor Guillermo Gama
su ingreso al mundo laboral en donde uno se enfrenta a un escenario donde la
formación académica “no tiene nada que ver” y uno termina topándose con una
realidad donde las universidades no preparan a sus estudiantes para eso. A lo que
él sugiere que tendría que “corregirse” este aspecto en la universidad ya que
viene un periodo de decepción, por lo tanto los jovenes terminan dedicándose a
otra cosa distinta a lo que estudiaron.
La pregunta con un fin provocador surgió a raíz de un
debate que se ha discutido en clase: sobre la función de la universidad como
aquella que te forma como profesionista o bien como aquel recinto al cual uno
acude para adquirir conocimiento, incluso filosofear.
Propuso entonces el licenciado una adaptación por parte de la universidad
para formar profesionistas emprendedores[1].
Muchos cuando egresan piensan que van a ser jefes, hay
que recorrer un camino y buscar un estadio donde puedes tomar decisiones, eso
no se aprende en la clase. A esto tendría que agregar yo que implicaría una
implementación más severa de métodos prospectivos en la vida diaria. FODA para el day to day.
Resalta algo interesante sobre lo cual yo y muchos de mis
compañeros no tenemos idea: la ventaja competitiva de trabajar y estudiar o
desempeñar en actividades dentro de la universidad como sociedades de alumnos que te
dan tablas que en el aula no las aprendes (a menos que seas jefa de grupo…), como
tener liderazgo y organizar jóvenes o, bien, compañeros.
Sobre cómo seguir preparándote para el cargo en el que se
desempeña Guillermo Gama sugiere seguir leyendo, y consultar las experiencias
de compañeros ya que así te vas enriqueciendo, y sobre todo investigar (recurso
muy autodidacta) y eso abre un gran campo de acción para perfeccionarse.
Retos del sector público:
La incertidumbre sobre que pasará cuando uno es un recién
egresado e ingresa al mercado laboral es el pan de cada día para muchos pero es
algo sencillo comparado a lo complicado que es la grilla, que es un deporte que
se practica más que el trabajo. La grilla, indica el licenciado, es aquello que
incluso paraliza esquemas o programas de gobierno. Es algo que debes saber
manejarlo, y es una realidad a la cual no se enfrenta uno muy a menudo en la universidad.
Otro reto a tomar en cuenta es que hay muchos
funcionarios que tiene protección de alguien o son recomendados y eso complica
y merma muchas de las cosas que se han querido lograr. Menciona Guillermo que acciones
se han caído por grillas y que no es posible que un ciudadano allá afuera esté
esperando un apoyo por parte de gobierno y que no llegue por esas
circunstancias.
Consejos:
·
Trabajar y estudiar,
no necesariamente el trabajo en el que estés tiene que ver con tu carrera.
·
Alejarte de situaciones
que perjudican tu trayectoria y que puedan acaban con tu carrera y sacrificio.
·
Mucha disciplina. La
disciplina que se adquiere estudiando es la que vas reflejar trabajando. No
significa dieces sino darle su espacio a cada actividad.
·
Trabajar, voluntad y
disciplina para no corromperte.
·
En el aula puedes
reprobar pero en la vida real no hay vuelta atrás.
Cómo nos ven:
A los jóvenes nos tienen como aquellos llenos de
disposición, con espíritu de aprender y donde aún no hay distorsiones.[2] Propone
el licenciado que cuando lleguen a trabajar y tengan jefe busquen irse “por
ahí” esto generara gran resilencia.
Advierto sobre los jovenes que salen con altas
expectativas pero sin espíritu de servir y piensan que todo lo saben o que se
creen acreedores de privilegios. No debemos tener flojera. Crear, innovar,
emprender y trabajar deberían ser nuestras fortalezas.
¿Hay cabida para los politólogos en la Secretaria de
Gobernación? Sí, en el área de coordinación de asesores y en Vinculación y
Concertación Política. Se requiere de jóvenes que lleguen a romper paradigmas
desarrollando esta definición de política. Aportar con darle a programas aquel
tinte de jóvenes, las políticas públicas que se implementan para jóvenes que
también sean elaboradas con el toque de jóvenes.
Conclusión:
La clara advertencia de la real politik que el señor Hernández lanza a los jóvenes pone en
tema de discusión dos cosas: el profesionalismo y la inherente “grilla” que
siempre estará presente en los ambientes laborales. A lo cual el asesor
político exhorta a los incipientes jóvenes a evitar.
Guillermo define a la política como: “el arte de hacer el
bien común” lo cual resulta llamativo para un politólogo en formación ya que
por lo menos en lo personal resulta una definición alusiva a aquel idealismo Wilsoniano o incluso Kantiano que
alguna vez vimos en Relaciones Internacionales.
¿Cómo nos ven “los grandes” a los jóvenes universitarios
o bien recién egresados en busca de empleo? Nos ven como aquellas personas dispuestas
y enérgicas que vienen a aportar su tinte de joven al sector gubernamental
dando ideas nuevas e innovando.
Cuando al principio de la entrevista el Lic. Gama señaló
la dificultad a la cual uno se enfrenta al egresar como aquel polo opuesto y la
futurible desilusión me sentí bastante desesperanzada pero al final prefiero
llevarme aquella reflexión y a lo cual remito a una de sus lecturas predilectas
“Los sombreros para pensar” de Eduard Bono. Habría que ver cómo analizar
aquellos escenarios a los cuales ingresaremos para responder a las necesidades
y variables que se nos presenten.
Al descender las escaleras porfirianas me percaté en el
momento de que pareciera que aquel tercer piso, encima del despacho del
gobernador, perteneciente a los asesores poseía cierta similitud a aquel
aparato del ser humano que se ubica en la cabeza: el cerebro.
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